Alicia no tenía la menor idea de lo que era la latitud, ni tampoco la longitud, pero le pareció bien decir unas palabras tan bonitas e impresionantes.
Alicia se daba por lo general muy buenos consejos a sí misma (aunque rara vez los seguía).
¡Supongo que ahora encontraré mi castigo, ahogándome en mis propias lágrimas!
Llamar a la puerta serviría de algo - siguió el lacayo sin escucharla -, si tuviéramos la puerta entre nosotros dos. Por ejemplo, si tú estuvieras dentro, podrías llamar, y yo podría abrir para que salieras, sabes.
Si hubiera crecido -, se dijo a sí misma, - hubiera sido un niño terriblemente feo, pero como cerdito me parece precioso (refiriéndose al cerdo del capítulo Cerdo y Pimienta.
Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca. (Gato de Chessire).
¿En qué se parece un cuervo a un escritorio? (Sombrerero)
Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo - dijo el Sombrerero -, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje! (Sombrerero).
Empieza por el principio - dijo el Rey con gravedad - y sigue hasta llegar al final; allí te paras, y cuando termines de hablar...¡te callas!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario